Extraído de Hommodolars
enviado al mail
Cierro los ojos y veo, komo si fuera ayer, todo aquello ke kon los ojos abiertos no puedo. La iluminada oskuridad salvaje de la montaña, sus rekovecos, el cielo y una konstelación de estrellas guiando mis pasos, el ascenso por kebradas, boskes y ríos, recibiendo el tranko urbano y klandestino de mi libre kaminar.
Veo parajes rekonditos ke no albergan turistas sino ke el ir y venir milenario de Originarios, de Perseguidos, de Fugitivos. También de ejércitos “modernos” y sus patriótikas Kampañas.
Lagos, kumbres, Senderos, Araukarias, riachuelos… ciervos, jabalíes y pumas dominando territorios hoy acechados militarmente por fuerzas konjuntas de los estados Chileno-Argentino.
Kamino dejando atrás una jauría rabiosa de policías ke piden nuestra rebelde sangre proletaria, subversiva e insurrekta. Mi espalda en medio de la noche, despide el pacifico; mi frente, algo desesperada busca la planicie que en algún momento me recibirá para abrazar de lleno la Patagonia… poko a poko me trankilizo, el newen de la Mapu lo señala: vamos hermano, aun falta para llegar al primer destino, estás vivo, todo depende de ti, fuerza en el corazón, en el cuerpo, en la mente.
No hay kansancio, las horas pasan y no hay deskanso, tampoko temor, no siento hambre, eso si mucha nostalgia por todas y todos los que amo y que probablemente no podre ver en muchísimo tiempo más; mientras avanzo serpenteando trozos de montaña, el refreska memoria me atrae las imágenes nítidas y vividas de kada uno de los míos… en la inmensa soledad aparente de una axidentada geografía, kamino akompañado de mil historias, de un pasado ke es presente, de un futuro que no existe, de una guerra deklarada a todo lo ke nos oprime.
La noche se hace día, me detengo en una loma, mimetizado en una hermosa vegetación y observo. Estoy del otro lado de la kordillera, la frontera impuesta a sangre y fuego por los poderosos ha sido reducida a un mero trozo de metal y cemento llamado hito, ke señala el principio y fin de cada maldito país.
Respiro trankilo y sonrió, kienes desde algún lugar me guían, hacen lo mismo, imagino sus rostros y veo la alegría de Norma y las Janekeo, de Severino y Tamayo, de Eduardo y Claudia, de Gaetano y Leftraru, de Efraín y León… de todas y todos los que me parieron en este mestizaje indómito, opción de vida subversiva en la ke no hay vuelta atrás. Todavía mucho por rekorrer, el trayecto aún es largo, no hay lugar para relajo y kontinúo… una familia de ciervos atraviesa el suave kaudal de un rio que baja hacia el atlántiko, regalándome la postal más hermosa de tan furtivo viaje, a la distancia miran con inocente desprecio dando kuenta de su evidente molestia por haberle invadido su espacio vital… siento que los ojos me brillan kon esa sensación de deskubrimiento, propia de los laktantes que comienzan a conocer lo que la mayoría llama vida… y kontinúo. Llevo en mi ekipaje, algo de alimento ultra komprimido para la okasión, ropa nueva de rekambio, porfiadamente libros, musika y dokumentales kasi como para armar una miniferia libertaria ke más de alguien objetó por ser un peso innecesario, al momento de iniciar el viaje, y, por cierto, llevo mi pistolita, fiel kompañera, bulliciosa y letal a la hora de aktuar, pero de muy bajo perfil para evitar momentáneamente lo ke en la vida de un antikapitalista klandestino termina siempre por ser lo inevitable: el enkuentro circunstancial o planifikado kon los aparatos represivos del estado.
Otro río aparece en la ruta elegida, resulta imposible bordearlo, no hay alternativa, hay ke enfrentarlo. Esta vez, alimentado por el deshielo de alguna kumbre, el kaudal se vuelve korrentoso y ancho, y yo kon mi soberbia ansiedad citadina llego y me lanzo… fue como tirar una piedra al agua buskando jugar a “hacer patitos”, pero esta vez sólo logré hundirme subrepticiamente.
No alkancé a nadar, de inmediato fui envuelto por la corriente y komenzé a chokar con piedras y rokas, en kuestión de segundos-que se hacían eternos- de la desesperación pasé a la resignación, no tenía fuerzas para resistir, desde el lecho del río una energía arremolinada me jalaba hacia el fondo, no podía más. Extrañamente una paz total, invadió mi konciencia, ya nada dependía de mi y de algún modo u otro sentía que me iba, todo era en cámara lenta, un trágikómiko final para una vida intensa komo la que elegí.
De repente, sin hacer el más mínimo esfuerzo y mirando hacia arriba buskando la última salida de salvación fui literalmente vomitado por el arisko río hasta la otra orilla, kasi 300 metros más abajo y completamente exhausto… tardé largos minutos en rekuperarme, no lo podía kreer.
kizás no seria del gusto del rio, no tendría apetito, ya estaría satisfecho. kizás sabiamente me preparaba para lo ke vendría, siempre entre la vida y la muerte, entre el todo y la nada, sin ambigüedades… klaramente esta vez no me tokaba partir.
Del ekipaje ni hablar, solo sé que los reskaté medio cerro más abajo, enganchado en las ramas de un sauce, todo mojado, pero aun apto para el uso.
Finalmente al llegar la noche, aparecieron los primeros vestigios de civilización: señalétika, kaminos, ganados, ovino, vakunos y ekinos; uno ke otro auto; a lo lejos un pekeño caserío y más cerka de lo esperado la infaltable aparición del enemigo.
Mi únika certeza: la de saber que aun sigo vivo.
* Dedicado a Jorge Antonio Salazar Oporto, rebelde klandestino inkansable de origen chileno sindikado komo responsable direkto de la muerte de José Aigo miembro de la policía provincial del Neukén, hecho akaecido la madrugada del 7 de marzo pasado en las cerkanías de Junín de los Andes, lokalidad fronteriza de la Patagonia Argentina en donde me tokó vivir fríos meses de prisión hace ya 4 años.
Para Alexis Alfredo Cortés Torres y kien lo akompaña en esta krucial fuga por la vida, todo el respeto, la fuerza y el amor fraterno, a pesar de las diferencias; de una diminuta Franja Internacionalista de Subversivas Autónomas Libertarias de Anarko Individualistas Insurrecionales y Proletarios Komunistas Antiestatales. Estamos kontigo, kon ustedes, atentos día a día.
Marcelo Villarroel S.
Prisionero Libertario.
5to. día de kastigo en la Sexión de Máxima Seguridad.
Stgo. Chile.
Lunes 7 de mayo, 2012.
Cierro los ojos y veo, komo si fuera ayer, todo aquello ke kon los ojos abiertos no puedo. La iluminada oskuridad salvaje de la montaña, sus rekovecos, el cielo y una konstelación de estrellas guiando mis pasos, el ascenso por kebradas, boskes y ríos, recibiendo el tranko urbano y klandestino de mi libre kaminar.
Veo parajes rekonditos ke no albergan turistas sino ke el ir y venir milenario de Originarios, de Perseguidos, de Fugitivos. También de ejércitos “modernos” y sus patriótikas Kampañas.
Lagos, kumbres, Senderos, Araukarias, riachuelos… ciervos, jabalíes y pumas dominando territorios hoy acechados militarmente por fuerzas konjuntas de los estados Chileno-Argentino.
Kamino dejando atrás una jauría rabiosa de policías ke piden nuestra rebelde sangre proletaria, subversiva e insurrekta. Mi espalda en medio de la noche, despide el pacifico; mi frente, algo desesperada busca la planicie que en algún momento me recibirá para abrazar de lleno la Patagonia… poko a poko me trankilizo, el newen de la Mapu lo señala: vamos hermano, aun falta para llegar al primer destino, estás vivo, todo depende de ti, fuerza en el corazón, en el cuerpo, en la mente.
No hay kansancio, las horas pasan y no hay deskanso, tampoko temor, no siento hambre, eso si mucha nostalgia por todas y todos los que amo y que probablemente no podre ver en muchísimo tiempo más; mientras avanzo serpenteando trozos de montaña, el refreska memoria me atrae las imágenes nítidas y vividas de kada uno de los míos… en la inmensa soledad aparente de una axidentada geografía, kamino akompañado de mil historias, de un pasado ke es presente, de un futuro que no existe, de una guerra deklarada a todo lo ke nos oprime.
La noche se hace día, me detengo en una loma, mimetizado en una hermosa vegetación y observo. Estoy del otro lado de la kordillera, la frontera impuesta a sangre y fuego por los poderosos ha sido reducida a un mero trozo de metal y cemento llamado hito, ke señala el principio y fin de cada maldito país.
Respiro trankilo y sonrió, kienes desde algún lugar me guían, hacen lo mismo, imagino sus rostros y veo la alegría de Norma y las Janekeo, de Severino y Tamayo, de Eduardo y Claudia, de Gaetano y Leftraru, de Efraín y León… de todas y todos los que me parieron en este mestizaje indómito, opción de vida subversiva en la ke no hay vuelta atrás. Todavía mucho por rekorrer, el trayecto aún es largo, no hay lugar para relajo y kontinúo… una familia de ciervos atraviesa el suave kaudal de un rio que baja hacia el atlántiko, regalándome la postal más hermosa de tan furtivo viaje, a la distancia miran con inocente desprecio dando kuenta de su evidente molestia por haberle invadido su espacio vital… siento que los ojos me brillan kon esa sensación de deskubrimiento, propia de los laktantes que comienzan a conocer lo que la mayoría llama vida… y kontinúo. Llevo en mi ekipaje, algo de alimento ultra komprimido para la okasión, ropa nueva de rekambio, porfiadamente libros, musika y dokumentales kasi como para armar una miniferia libertaria ke más de alguien objetó por ser un peso innecesario, al momento de iniciar el viaje, y, por cierto, llevo mi pistolita, fiel kompañera, bulliciosa y letal a la hora de aktuar, pero de muy bajo perfil para evitar momentáneamente lo ke en la vida de un antikapitalista klandestino termina siempre por ser lo inevitable: el enkuentro circunstancial o planifikado kon los aparatos represivos del estado.
Otro río aparece en la ruta elegida, resulta imposible bordearlo, no hay alternativa, hay ke enfrentarlo. Esta vez, alimentado por el deshielo de alguna kumbre, el kaudal se vuelve korrentoso y ancho, y yo kon mi soberbia ansiedad citadina llego y me lanzo… fue como tirar una piedra al agua buskando jugar a “hacer patitos”, pero esta vez sólo logré hundirme subrepticiamente.
No alkancé a nadar, de inmediato fui envuelto por la corriente y komenzé a chokar con piedras y rokas, en kuestión de segundos-que se hacían eternos- de la desesperación pasé a la resignación, no tenía fuerzas para resistir, desde el lecho del río una energía arremolinada me jalaba hacia el fondo, no podía más. Extrañamente una paz total, invadió mi konciencia, ya nada dependía de mi y de algún modo u otro sentía que me iba, todo era en cámara lenta, un trágikómiko final para una vida intensa komo la que elegí.
De repente, sin hacer el más mínimo esfuerzo y mirando hacia arriba buskando la última salida de salvación fui literalmente vomitado por el arisko río hasta la otra orilla, kasi 300 metros más abajo y completamente exhausto… tardé largos minutos en rekuperarme, no lo podía kreer.
kizás no seria del gusto del rio, no tendría apetito, ya estaría satisfecho. kizás sabiamente me preparaba para lo ke vendría, siempre entre la vida y la muerte, entre el todo y la nada, sin ambigüedades… klaramente esta vez no me tokaba partir.
Del ekipaje ni hablar, solo sé que los reskaté medio cerro más abajo, enganchado en las ramas de un sauce, todo mojado, pero aun apto para el uso.
Finalmente al llegar la noche, aparecieron los primeros vestigios de civilización: señalétika, kaminos, ganados, ovino, vakunos y ekinos; uno ke otro auto; a lo lejos un pekeño caserío y más cerka de lo esperado la infaltable aparición del enemigo.
Mi únika certeza: la de saber que aun sigo vivo.
* Dedicado a Jorge Antonio Salazar Oporto, rebelde klandestino inkansable de origen chileno sindikado komo responsable direkto de la muerte de José Aigo miembro de la policía provincial del Neukén, hecho akaecido la madrugada del 7 de marzo pasado en las cerkanías de Junín de los Andes, lokalidad fronteriza de la Patagonia Argentina en donde me tokó vivir fríos meses de prisión hace ya 4 años.
Para Alexis Alfredo Cortés Torres y kien lo akompaña en esta krucial fuga por la vida, todo el respeto, la fuerza y el amor fraterno, a pesar de las diferencias; de una diminuta Franja Internacionalista de Subversivas Autónomas Libertarias de Anarko Individualistas Insurrecionales y Proletarios Komunistas Antiestatales. Estamos kontigo, kon ustedes, atentos día a día.
¡¡ Mientras exista miseria habrá Rebelión!!
Marcelo Villarroel S.
Prisionero Libertario.
5to. día de kastigo en la Sexión de Máxima Seguridad.
Stgo. Chile.
Lunes 7 de mayo, 2012.
No hay comentarios:
Publicar un comentario