Escrito
al diario “Periódico de los Redactores”. Agradecemos a los compañeros
que continuamente traducen estos textos acercando espacios a pesar de la
distancia geográfica. Para comprender mejor el texto señalamos que
Roupakiotis es el ministro de la Justicia y Dendias es el ministro de
Orden Pública.
Recordemos que Tasos Theofilou fue encarcelado en Agosto del 2012
acusado de un asalto a un banco en isla de Paros y pertenencia a las
CCF. El compañero anarquista niega esas acusaciones, pero aun así
mantiene con dignidad y
rebeldía una posición dentro de la cárcel.
Mas textos de Tasos: Aca
**Carta-denuncia de un preso de la cárcel de Domokos**
Nuevas medidas está anunciando el señor Roupakiotis después de la
exitosa fuga colectiva de la cárcel de Trikala. Obviamente, le parece
incomprensible que haya gente que reclama su libertad sin hacer regateos
legales. Y no le parecen suficientes las represalias y la lógica de
responsabilidad colectiva, ambas al estilo nazi, que había aplicado
ordenado a las fuerzas antiterroristas de EKAM entrar en varias cárceles
del país. Se trata de asaltos durante las cuales los de EKAM causaron
daños a los objetos personales de presos y a las celdas mismas, mientras
que en algunos casos utilizaron también la violencia como matones del
peor tipo.
Nuevas medidas está divulgando el señor Roupakiotis con una
ingenuidad malsana que sólo el señor Dendias sería capaz de imitar. Una
significante parte del control sobre los presos la está concediendo a
las fuerzas policiales y además anuncia ¡la construcción de una “cárcel
disciplinaria de super-máxima seguridad”! Por lo tanto quiere
restablecer de nuevo dos cosas por la abolición de las cuales los presos
lucharon y vertieron su sangre en los años 90. Y hablamos de las luchas
que el mismo señor Roupakiotis, en aquel entonces en calidad de abogado
y no marioneta de Troika como ahora, ha reconocido como justas.
Claro que no sorprende que el dogma “Orden y Ley” se aplica también a
las cárceles. No sorprende porque las cárceles son su terreno natural y
los presos su sujeto por excelencia. Sin embargo, uno tiene que ser no
sólo incompetente como ministro pero también totalmente imbécil para no
darse cuenta que estas medidas van a significar no tanto el fin de las
fugas sino más bien el fin de las fugas que se realizan sin verter
sangre.
En pocas palabras, la vida del preso, de todos modos difícil y
despojada de cualquier derecho, se verá aún más agravada con los
registros de su espacio personal—la celda—por la policía entrando cuando
le da la gana y resucitando cualquier vendetta, como una primera
muestra de escritura que ha sido descubierta durante esos registros
vengativos que hicieron los EKAM en cárceles de Trikala y Koridallos. A
todo preso que resiste contra esta humillación le esperan las cárceles
disciplinarios de super-máxima seguridad, donde será
privado–”restringido” según el fino lenguaje del Ministerio—de
comunicación con el mundo fuera. El preso por lo tanto se quedará
enteramente susceptible frente a la arbitrariedad del Estado porque si
tiene una manera de oponerse a cualquier tipo de abuso del poder es
haciendo pública su situación mediante esa comunicación.
Efectivamente hay veces en que la corrupción en las cárceles griegas,
la corrupción del servicio penitenciario, puede abrir el camino para
las fugas. Pero que aprende el señor Roupakiotis que la corrupción en
las cárceles griegas ha sido una opción administrativa, una válvula de
escape y no punto débil. Durante la última década los servicios
penitenciarios, para guardar cierto nivel del paz social en las
cárceles, eligieron la zanahoria de la corrupción en vez del látigo de
tolerancia cero, y eso porque saben muy bien que las prisiones son como
una caldera que está hirviendo…
Son una caldera hirviente porque ni el señor Roupakiotis ni tampoco
aunque sea uno de su predecesores jamás se ocupó del tema cómo entran en
la cárcel tantos y tantos miles de personas. Lo que le preocupa es cómo
se fugaron los 11 presos de Trikala y otros más antes que eso. Porque
nunca ha revisado por que tantas y tantas miles de personas resultan
sentenciadas a unas condenas tan terriblemente severas y eso a base de
pruebas que no valen ni para opinar en un bar. Que deje las cárceles
disciplinarias allí donde pertenecen, es decir en el basurero de la
historia, y que se ponga a tratar las problemas que realmente tienen que
ver con sus competencias. Es decir con el modo en que la justicia penal
se está aplicando en Grecia y como puede ser que los jueces meten
condenas “ con el ojo” como si fueran midiendo simple e únicamente el
bulto de unas actas de acusación, y así causando la saturación de las
cárceles.
Y finalmente, que visite alguna vez un módulo y no sólo los despachos
de alcaides y carceleros. Que vea como la gente vive aquí años y años
interminables. Y si aún entonces dirá que él mismo no intentaría irse de
allí de manera que sea, que tome las medidas que quiera.
A.Theofilou
preso de la cárcel de Domokos
2/04/2013
preso de la cárcel de Domokos
2/04/2013
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