Que se callen lxs que hablan y que
hablen lxs que hacen
Ya son
suficientes los discursos que llaman a la acción desde la palabra, demasiadas
las bocas invitando a actuar, cuando lo que se necesita es ensuciarse las
manos, guardar silencio y reivindicar desde el anonimato.
Mucha
predilección tienen algunxs o bastantes, de lxs autodenominadxs “anarquistas” o
“compañerxs”, por las declaraciones y la oratoria. Tanto que parecen o
parecemos habernos alejado un tanto de la realidad diaria, de la cotidianeidad
que está lejos de los delirios anárquicos y de la adornada retórica
insurreccionalista. Este síndrome lxs lleva a no tomarle el peso a lo que
dicen. A declarar una guerra que sólo existe en los músculos de sus lenguas.
Podríamos
decir que hay una guerra declara, es verdad, de declaraciones. En la cual lxs
guerrerxs más feroces son aquellxs capaces de mostrar las ideas más radicales a
los oídos de lxs demás. Acabemos con esa fiebre en la cual el decir o pensar es
un hacer, en aquella guerra simbólica y virtual en donde no golpean y muchas
veces sí son golpeadxs. Las ideas no representan una molestia, ni mucho menos
un peligro real para quienes llaman enemigxs.
Una es la
propaganda de la idea y otra la propaganda por el hecho.
¿Creen que
las ideas nos harán libres? ¿El pensamiento? ¿Las palabras?
A nuestro
saber la guerra no es simbólica, sino de acciones directas.
Hoy, vemos
que se quiere hablar de movimiento, de lucha en esta región. De ello se discute
y analiza. Así, encontramos escritorxs y lectorxs, recopiladorxs, críticxs,
opinólogxs, jueces/as y consumidorxs de “anarquismo”, imágenes de lobos y ropa
negra. Muchxs o todxs pretenden ser parte del quiebre total, de la manoseada
“guerra”. Pero, ¿Puede haber una guerra sin ataques, una lucha sin golpes, un
combate sin pelear? La respuesta es una, no. Y ya que la información acerca de
cómo hacerlo está a nuestro alcance, si lxs compañerxs no atacan es porque así
lo han decidido. Eso es lo que nos preocupa. Que elijan no golpear.
¿Qué se busca
entonces? ¿Qué prolifere y se extienda la cultura del “anarquismo” en las
cabezas de algunxs inquietxs, lo que levará no sabemos cuando a no sabemos qué?
¿O queremos agudizar el conflicto contra la dictadura de la autoridad? Ambos no
se excluyen, ni los negamos o invalidamos. Pero, sería bueno que se ladrara
menos y se mordiese más. De lo contrario, lxs anarquistas no serán nada más que
una alternativa ideológica o cultural en la fauna política, jamás un adversario
peligroso al poder.
A pesar de
que las conclusiones no nos alegren debemos bajarnos los humos, autocriticarnos
y mirar las cosas fríamente. Para qué reafirmar nuestros egos y ser
autocomplacientes, nublando nuestros ojos ante pequeños fuegos. Seamos
honestxs, guardando las proporciones antes de declararnos parte de una
conspiración que no existe, de una Federación Internacional Informal o una
nueva guerrilla urbana, si ni siquiera nuestros comunicados dialogan o
tensionan lo que ocurre con la ofensiva.
Nosotrxs
buscamos solidarizar y apoyar a nuestrxs compañerxs encerradxs en las prisiones
del estado. Para ello atacamos a quienes lxs mantienen allí. Pudimos haber
volado un banco, o quemado microbuses o “símbolos”, pero es preciso ir más allá
de sólo levantar fogones y darlos de regalo, por más grandes que fuesen. De
esto hablamos al decir que se bajen los humos y haya una relación más estrecha
entre lo que deseamos, los blancos que atacamos, y el mensaje que publicamos.
La medianoche
del 17 de junio de 2013 nos dirigimos a la Escuela de Gendarmería e instalamos
un artefacto explosivo con un sistema de iniciación química. Caminamos frente a
la policía que patrullaba el sector, y apenas se retiraron procedimos a
ejecutar nuestra acción. El artefacto detonó exitosamente, de ello dan cuenta nuestros
propios sentidos. Esperamos las reacciones públicas y estas nunca llegaron. Lxs
carcelerxs saben que fueron atacadxs, la policía perició y retiró las esquirlas
y metralla dirigida a lxs bastardxs, y nada se dijo acerca del tercer ataque
conocido a la escuela de estxs criminales. En el año 1992 fue Cristián
Valenzuela Lira quien vindicó a su
sobrino. El año 2009 fue Mauricio Morales Duarte quien perdió su vida vengando
tanta infamia. Hoy fuimos nosotrxs en busca de arrebatar su calma y más de
alguna indigna vida, de ello dan cuenta las balas proyectadas hacia ellxs. Pero
nada dijeron. No festinaron contra el supuesto terrorismo, no decidieron crear
histeria y eso no reduce nuestra reivindicación de lo que ellxs saben que les
ocurrió ese día.
Esa noche
practicamos nuestras ideas, el puente entre ideas y acciones son mínimas
voluntades. Repetimos, la información está ahí. ¿Por qué lxs compañerxs
entonces hablan de ella y no la utilizan? A lo más se cuelgan de los momentos
planteados desde el poder, como las marchas, o aprovechan un par de fechas al
año sin que el impulso creador salga de ellxs y busque mejores armas para los
diversos objetivos que podemos encontrar en todos lados. Si esto continúa así,
lxs anarquistas de idea no serán más honestxs que lxs hippies que gritan por
las calles “todas las balas se van a devolver”.
Estas
críticas no buscan ser destructivas, al contrario, nos gustaría dialogar
fraternamente con lxs compañerxs de acción cuyas bocas no van más adelante que
sus manos.
Por último, a
quienes nos llaman terroristas, no buscamos atemorizar al conjunto de la
población, sino solamente a lxs guardianes del orden, a quienes poseen las
llaves de los calabozos de tortura y muerte que llaman prisiones. El terror lo
causan lxs lacayxs del poder, atropellando niñxs e bicicletas, disparando y
desapareciendo a nuestrxs hermanxs, montando ridículos operativos en calles
céntricas por paquetes sospechosos que no son más que bolsas de basura. ¿No es
acaso uno de los candidatos presidenciales quien salía a quemar buses en
“tiempos de democracia”, cuando era un joven de ultraderecha? Seguramente hoy
dirá que fueron locuras de juventud, ideas que jamás aplicarán con lxs que se
enfrentan a rostro cubierto en medio de los disturbios que niegan a la burda ciudadanía,
complaciente con el poder.
¡Compañerxs encerradxs en las
prisiones, el combate y la acción directa no lxs olvida!
Ni honor ni gloria para nuestrxs
hermanxs asesinadxs o caídxs en el combate. Están presentes en la lucha, nada
rescatamos o resinificamos del poder
Esta guerra la asumimos hasta la
muerte, nadie está por sobre otrxs, nadie acá se ha consagrado. Creer lo
contrario es llevar cadáveres por discursos
Comadres del motín y la fuga
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Desde: Rojo Oscuro.
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