Sé que no es suficiente una carta para describir la humillación que produce el encierro. Nadie experimenta por cabeza ajena. Y nadie sabe lo que tiene hasta que lo pierde. Y perder la libertad es algo inimaginable, sólo vivible. La soledad, el abandono y el desamor son insuperables (nadie habla de lo que sin importar el tiempo, se niega a admitir) la familia no se muestra entusiasta al pasar por la denigración que implica la visita. Las internas no tenemos nada que ofrecer, distinto a la inmensa alegría de que alguien nos recuerda y no asemeja la cárcel con un cementerio. Estoy encadenada y emparedada. Mi familia pagó 15 millones de pesos para que me condenaran a 37,6 años- Los 10 minutos que me demoré en quitarle la vida a alguien, me garantizan una estadía aquí para el resto de mi vida, una vida llena de dolor y angustia; como si esos 10 minutos, no hubiesen sido ya, la expresión máxima de una vida paupérrima. Pero así es el sistema. El caos puede superarse a sí mismo. El analfabetismo (miseria + desesperación) se paga con el encierro, y en él, se pierden los hijos, el amor de cualquier persona, y en vez de ello, se gana el desprecio de la sociedad. He sido toda mi vida una mujer ejemplar, de una inteligencia notable, gran sensibilidad para las letras, aficionada a la pintura; con ideales políticos nobles, y una conciencia social que me hace la más altruista de todas… No, el encierro no es para mí, no lo es para nadie. Imagino diciendo a las que me conocen: “Ella siempre fue tan sencilla y amable. Lástima, ahora debe podrirse en la cárcel”, como si el arruinar mi vida fuera a resucitar al hombre o a enmendar de alguna manera el daño irreparable que ocasioné ¿Acaso el encierro evita que haya delincuencia? La educación y la salud siguen siendo inaccesibles, inaprovechables; generando más desesperación y miseria. Es verdad, si yo maté porque no tenía nada que comer, cualquiera lo hará. No todo el mundo considera digno la legalidad que subyace en morir de hambre. No hay un día con en que no sueñe en salir de aquí. El sistema dice que debo hacer las 3/5 de la pena para acceder a un beneficio que sólo me será concedido si mantengo SIEMPRE una conducta ejemplar. Es difícil imaginar pasar 21 años encerrada, sin problemas y con mujeres sin familia, sin dinero y desesperadas por un bocado más de comida, una pasta dental y/o papel higiénico. Me imagino ganándome la vida haciendo lo que más me gusta: Ayudar a la gente. Fabricando los medicamentos para el cáncer, el sida y muchas más enfermedades. Nunca ha sido costoso fabricar medicamentos. Lo costoso es la ambición de los empresarios farmaceutas que vuelven incosteables los medicamentos. El problema siempre es el mismo: si no tienes dinero, no puedes vivir. Mis intereses inmediatos son: obtener patrocinio para continuar mis estudios sobre biología celular, biología molecular y bioquímica. Iniciar el estudio de francés, y profundizar en las técnicas de pranayama y meditación. Como retribución ofrezco mi conocimiento haciendo de columnista en cualquier medio escrito. Número de cuenta 018000219-8 Código 537 (reseña) T.D. 301242, nombres y apellidos, patio 10 U.M.E. (Unidad de medidas especiales) lo que está entre paréntesis no es necesario en el formato de consignación del banco popular. Dirección de la cárcel: Reclusorio de Mujeres Pedregal. Km 6 vía al mar. Finca la teresita, corregimiento de San Cristobal-Medellín. Oficina de paqueteros + mis nombres y apellidos, T.D. 301242, patio 10 U.M.E. O por mas seguridad ponganse en contacto con CNA Medellin (cnamedellí n@riseup.net) donde se la entregaremos en mano. Salú, Fuerza, Solidaridad y Anarquía!
viernes, 8 de marzo de 2013
SENTIMIENTO CARCELARIO (por Astrid Elena Soto Londoño)
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